«Al cerrar el libro» es un poema que soñé. Por eso, a menudo pienso que realmente no lo escribí yo, sino que me vino dado. Mi labor fue la del trascriptor: pasar a limpio el garabato de un sueño antes de que se olvidara para siempre. Una tarea mecánica, y luego el delito, la usurpación: la firma de un texto que nunca concebí. Helena Vilella, alias Koroa Batekin, le pone voz al poema en su canal de YouTube. La versión es preciosa. Tal vez fue ella la que me lo dictó y se está cerrando un círculo.